En este grupo de obras, comunes en cuanto a color y composición, Manuel nos sugiere la experiencia de soledad e introspección que pueden ofrecer lugares como las cuevas, los barrancos y los desfiladeros de los ríos.
Un intento de combinar realidades opuestas, como lo líquido y lo sólido, el fondo y la figura, lo femenino y lo masculino, lo oscuro y lo luminoso, la melancolía y el éxtasis se presentan como referentes en la búsqueda del Equilibrio y la Experiencia Sublime de los errores transcendidos y los Actos más Transcendentales.